Si las compañías continúan contratando y promocionando a mujeres al ritmo actual, la paridad en los comités de dirección, no llegará ni en 20 años.
A menudo las grandes empresas afirman su compromiso con la diversidad de género, pero, sin embargo, ese compromiso avanza a un ritmo tan lento que cabe preguntarse si no se trata de una pose. Que dicho compromiso se manifieste exige crear una cultura respetuosa e inclusiva en la que todos los empleados, independientemente del género, se sientan al mismo nivel en las organizaciones. La dirección tiene que comprender que este cambio en la cultura empresarial es la única solución para que la empresa cuente con el alineamiento estratégico adecuado, en el que todos los empleados remen en la misma dirección, para conseguir que sean capaces de generar el máximo valor para la organización.
«La diversidad forma parte de la nueva realidad que debe apreciarse en toda organización»
Suponemos que los dirigentes al frente de las organizaciones son líderes empresariales capaces de generar valor para la misma. Un buen líder es aquel que sabe apreciar la realidad. Todos tendemos a mirar la realidad a través de nuestros puntos ciegos y creencias limitantes. Esos filtros en la percepción nos mantienen estancados en la mediocridad o en la inacción. Para salir de ello, es necesario realizar el trabajo de reconocer las interpretaciones limitantes o las falsas percepciones. Las lentes que usamos filtran nuestras experiencias. Un buen líder debe elevarse por encima de ellas y ver cómo sacar el máximo partido a su equipo. La diversidad forma parte de esa nueva realidad que debe apreciarse en toda organización que quiera ser competitiva y moderna y contar con el 100% del talento existente en una sociedad.
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