El estrés es una dolencia que muchos de nosotros hemos sentido personal y dolorosamente. El impacto del estrés en el mundo de los negocios suele manifestarse entre los trabajadores. Cuando los empleados se enfrentan a niveles de carga de trabajo agotadores, sufren baja moral, insatisfacción en el trabajo y falta de motivación por parte de sus superiores. Lo más probable es que estén experimentando estrés relacionado con el trabajo. Si bien el estrés no puede estar completamente ausente en la fuerza laboral empresarial, los niveles extremadamente altos pueden ser peligrosos para el desempeño general de la empresa. Esto puede tener efectos como:
Hay factores que impulsan el aumento del estrés en el lugar de trabajo, como mantenerse al día con los cambios en la tecnología, el aumento de las cargas de trabajo y los conflictos interpersonales. Ahora, más que nunca, el estrés está en aumento. La pandemia mundial del COVID-19 ha creado nuevas causas de estrés relacionadas con el empleo que ha desplazado, la principal razón “tradicional” de la ansiedad en el lugar de trabajo: Cargas de trabajo cada vez mayores. Por ejemplo:
– Preocupación por los ingresos desde el inicio de COVID-19.
– Miedo a estar expuesto al virus cuando se le llama para volver al trabajo.
– Preocupación por la posible pérdida de empleo.
– No poder separar la vida personal del trabajo mientras se trabaja desde casa.
– Estrés general creado por trabajar desde casa.
Pero lo que es más importante, las mujeres trabajadoras han quedado agotadas. El año pasado, una gran cantidad de mujeres abandonaron la fuerza laboral en los primeros meses de la pandemia, cuatro veces mayor que la tasa de hombres. El 42% de las mujeres reportan haber experimentado agotamiento, este número es mayor que el año pasado y mayor que el de los hombres.
¿Por qué el número es tan alto para las mujeres? Desde hace mucho tiempo es habitual que las madres, especialmente, asuman una cantidad desproporcionada de tareas domésticas, cuidado de niños y otras responsabilidades. Ahora vemos también que las mujeres realizan una variedad de responsabilidades no remuneradas en el lugar de trabajo como: ayudar a los miembros del equipo a superar los desafíos de la vida laboral, mentoría y patrocinio de talento creciente, o abogar y apoyar una mayor diversidad, equidad e inclusión. Este nuevo fenómeno se llama “el trabajo no remunerado”.
Una de cada tres mujeres, el 60 % de las madres con hijos pequeños, pasan cinco o más horas al día en tareas domésticas y cuidados.
En consecuencia, las empresas se enfrentan a nuevos desafíos, incluido una posible crisis de talento, dado que, si las mujeres no son capaces de gestionar el estrés, abandonarán las empresas, en detrimento del liderazgo femenino, lo que nos llevará un retraso de décadas en términos de igualdad de género.
¿Qué podemos hacer?
Apoyar el bienestar de los empleados redunda en un 25% más de probabilidades de estar felices en el trabajo, un 28% menos de sufrir estrés y un 32% menos de considerar abandonar su empresa. También, esto produce una menor tasa de enfermedad (el estrés es una de las principales causas de absentismo laboral), mejorando la salud general de la empresa. Los empleados con menores tasas de estrés son más felices y positivos, ayudan a mantener una cultura de trabajo saludable, capaz de promover la creatividad y la productividad.
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