Experta en Igualdad. Directora del Club de Empresas para la Gestión de la Igualdad©
Es evidente el impacto de la reciente reforma laboral sobre la igualdad de oportunidades. Concretamente: los cambios en la duración de los contratos, presumiéndolos indefinidos, la reducción de las causas para celebrar contratos temporales, o la limitación de la duración en el tiempo, son cuestiones que tradicionalmente afectan en mayor número a las mujeres.
La razón reside en la conocida mayor temporalidad de la contratación de las mujeres tanto en las empresas privadas como en la Administración, así como los sectores donde se produce –sectores feminizados-: actividades agrarias, forestales y de pesca, restauración, hostelería, industria manufacturera, o tercer sector, entre otros.
Las razones que provocan esta situación son diversas, y varían según el sector y/o posición, pero por desgracia siguen relacionadas con lo que defino como clásicos de la desigualdad: el mantenimiento de los estereotipos de género y las dificultades de conciliación.
Desde luego hay avances evidentes, cuantificados y visibles- de la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, así como de la reducción de las brechas en diferentes espacios, que son muy alentadores.
Sin embargo, la persistencia de la expresión “estereotipos de género” conlleva un contenido y un impacto tan grande, que será muy difícil que solo el impulso de la reforma laboral pueda eliminarla.
Sirva de ejemplo el impacto de la reforma laboral en puestos y sectores feminizados como por ejemplo el que afecta a la situación de las kellys, colectivo de las camareras de piso, que llevan años evidenciando la degradación y precarización de sus condiciones laborales, debido a las subcontrataciones. La modificación del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores de la Reforma Laboral, no ha recogido su petición expresa de limitar la subcontratación a servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa, con lo que se perpetúa su desigualdad.
O la situación que tras la reforma laboral se produce en las entidades sociales que trabajan para la Administración, ejecutando servicios públicos, por ejemplo: pisos de menores, dinamización de espacios, proyectos específicos con colectivos excluidos o en riesgo de exclusión…En este caso, el impacto es directamente en el público objetivo, ya que puede verse reducido el presupuesto para la intervención directa. Esta situación se debe a la penalización de los contratos temporales. Así, el presupuesto aprobado deberá reservar una partida para las indemnizaciones, provocando la necesidad de decidir si se reduce el tiempo de las contrataciones, o el presupuesto de ejecución, para afrontar las indemnizaciones.
En cualquier caso, se precisa urgente la consciencia de que los desequilibrios que la cuestión del sexo y el género provoca en el mercado laboral, no se solucionan solo a golpe normativo, si no que precisan de un enfoque holístico que contemple la diversidad de las personas, y que además se configure desde una dimensión espacio tiempo: aquí y ahora.
Dejar de lado la realidad de España en el siglo XXI, tras dos años de pandemia, en el abordaje de la igualdad, además de no poder mejorar la realidad de las mujeres que lo precisen, podría alejarnos del alcance real de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que de poco servirán, si no incluyen la diversidad de todas las personas en la estrategia de sostenibilidad de las organizaciones.
En mi opinión, si somos capaces de avanzar en estos aspectos con conocimiento, realismo y compromiso, lograremos sin duda una sociedad más sostenible en muy poco tiempo.
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