Por Audith Zapata
La capacidad de las compañías para adaptarse a los retos digitales y los riesgos cibernéticos, su compromiso con el talento profesional o la gestión sanitaria, son aspectos que cada vez pesan más a la hora de lograr destacar entre el resto. Además, por supuesto, de la eficiencia energética, por la posibilidad de una crisis macroeconómica que impida la consecución de los objetivos financieros de la empresa.
Ni la desigualdad social, ni el cambio climático figuran entre las principales preocupaciones de las organizaciones a nivel mundial y sin embargo, hay referencias documentadas[1] de que las compañías más abiertas a asumir compromisos medioambientales y sociales generan mayor confianza en los clientes, además de mejorar los ingresos.
Según distintas fuentes, éstas son las cinco cuestiones que en estos momentos más preocupan a las empresas a nivel mundial:
- Diversidad e inclusión, para atender a todas las cuestiones que puedan originar algún tipo de discriminación, más allá del sexo, género, identidad y orientación sexual. ¿Cómo? Por ejemplo: creando políticas de inclusión específicas con atención específica a lo que refiere la reciente Ley de Trato, o adaptando los horarios, reciclajes y mejoras profesionales y la comunicación al constante cambio de las compañías, entre otras.
- Sostenibilidad medioambiental buscando la eficiencia energética, reduciendo el uso de combustibles fósiles y migrando de manera paulatina hacia energías renovables. Las empresas deben incorporar en su planificación criterios tendentes a reducir su impacto ambiental, en especial sus emisiones de gases invernadero con la consideración debida a todos sus grupos de interés: clientes, accionistas, plantilla, empresas proveedoras, comunidades en las que operan…
- Creación de empleo procurando la innovación constante en las diferentes líneas de negocio, incluyendo educación e inclusión financiera, brindándoles alternativas a los jóvenes profesionales y mejorando la capacitación para personas provenientes de contextos vulnerables.
- Hábitos responsables y sostenibles para reducir el impacto del cambio climático, a través por ejemplo de programas de acceso a agua potable, protección y regeneración de ecosistemas, o nutrición y primera infancia
- Procesos éticos y responsables creando una gobernanza corporativa robusta que compagine ética empresarial, marketing responsable y compromiso con la regulación, desde el compromiso cierto -y coherente- de quienes lideran las compañías.
Aunque todas ellas tienen un impacto positivo en el negocio, sigue siendo complicado trasladar la importancia de la inclusión de la S de SOCIAL en la política corporativa. No se si esta frase de Larry Fink, CEO de BlackRock[2]: “nos centramos en la sostenibilidad no porque seamos medioambientalistas, sino porque somos capitalistas”, puede ser positiva o negativa, decídelo tu. Lo que está claro es que urge evidenciar las consecuencias negativas de la no inclusión de la sostenibilidad en todos los aspectos, desde la realidad de la sociedad, la ciudadanía y las empresas.
[1] Fuente: Encuesta mundial de CEOs. PWC https://www.pwc.es/es/encuesta-mundial-ceos-2022.html
[2] BlackRock es una de las gestoras de fondos de inversión más potentes del mundo