Asimismo, ha desvelado que durante la investigación se descubrió que las organizaciones más diversas “son más innovadoras, más fuertes a la hora de anticipar cambios en las necesidades de los consumidores y patrones de consumo que hacen posibles nuevos productos y servicios, generando potencialmente una ventaja competitiva”. Y ha apuntado que la clave para lograr tanto la diversidad como la inclusión es un liderazgo comprometido en todos los niveles, “tanto en las primeras líneas como en los niveles medios”, algo en lo que, en su opinión, las organizaciones deben invertir “tiempo y esfuerzo”.
Su solución para conseguir esos objetivos es la medición, asesoramiento, seguimiento de los resultados en todos los niveles de la organización, tener referentes en el marco empresarial y compartir buenas prácticas, “sobre todo en las empresas más pequeñas”.
Mirian izquierdo en este sentido, ha recordado que “Lord Kelvin, inventor de la escala Kelvin de medición de la temperatura, afirmaba que «Lo que no se mejora, se degrada siempre’, una frase que se podría aplicar a la presencia femenina en los puestos de decisión en las empresas, por tanto, es necesario medir el avance de una forma homogénea, generalizada y de forma constante para avanzar en igualdad”.
Así, ha estimado que todo lo anterior debe ir acompañado de la creación de un índice de igualdad para las empresas y un sistema de gestión ágil y eficaz para “conocer la realidad de todas las empresas, no solo las del Ibex 35, poder compararse con los índices internacionales globales y los de otros países del entorno europeo y cumplir con las recomendaciones de ONU Mujeres y W20 de recopilar y difundir datos sobre la situación económica de las mujeres, a lo que se añade que un sistema de gestión permitiría a las empresas mejorar longitudinalmente en igualdad y poder fijarse objetivos de forma automática, además de compararse con otras empresas para crecer, atraer y retener talento sin género”.
A continuación, Lucía Casanueva ha planteado a los participantes en la mesa redonda cuestiones como el efecto de los cambios legislativos en apoyo a un sistema de igualdad en las empresas, la importancia de las buenas prácticas, qué hacer para conseguir esa igualdad o si el género influye en la toma de decisiones.
Laura González Molero valoró positivamente los cambios legislativos en materia de igualdad, pero consideró que no son suficientes y que “no es factible” aportar soluciones globales para todas las empresas, porque estas son diferentes, a lo que Ana Matarranz añadió que el qué es importante, pero el cómo y el por qué más, “pues la diversidad aporta mucho más a las organizaciones y a la sociedad”. Ernesto Weissmann resumió que “más diversidad, no solo de género, es más riqueza extra en la toma de decisiones”. Leire Gartzia opinó que “es un tema que no se puede simplificar” y que no es tan sencillo gestionar la diversidad, para lo que se usan diferentes indicadores.
Respecto a la importancia de las buenas prácticas, González Molero dijo que es importante mirar al exterior y tomar ideas de fuera, pero que es fundamental diseñar las propias para crear una cultura dentro de la empresa y poderlas implementar de manera exitosa. Matarranz señaló que hay que tener en cuenta la diferencias entre los sectores, que debe haber un equilibrio en todos los niveles de la empresa y que es fundamental crear referentes para fomentar en las niñas el interés por las carreras STEM. Weissmann consideró que “hasta ahora las buenas prácticas son muy malas, porque en la sociedad hay un estigma con las mujeres”, por lo que es necesario “trabajar lo cultural con más profundidad” para romper barreras. Gartzia, por su parte, coincidió en que es necesario “un cambio más profundo, repensar el sistema, analizar cuál es el impacto” y aprovechar lo que ya hay.
Para avanzar en igualdad de forma eficaz, la presidente de la APD apostó por avanzar en la vertiente educativa y la creación de referentes atractivos, además de abrir espacios para que la diversidad se muestre de manera natural y se refleje en la sociedad, “pasando de discursos políticamente correctos a la real igualdad de oportunidades para fomentar el mejor talento”. Coincidiendo con este planteamiento, la representante de Howden Iberia apostó también por la necesidad de que haya “hombres que sean embajadores” y mujeres que sean menos autoexigentes, sin miedo y con más autoconfianza.
El Managing Partner de Tandem Soluciones destacó la importancia de los roles, de comunicar que la diversidad aporta, la educación y la generación de procesos en las organizaciones para generar modelos que permitan “escuchar la voz minoritaria”. La profesora de la Universidad de Deusto puntualizó que “no todos los referentes valen” y que estamos muy influenciados por el contexto.
Respecto a la influencia del género en la toma de decisiones, Laura González Molero advirtió que es un error generalizar sobre la toma de decisiones por género, “porque va contra la diversidad”, Ana Matarranz reiteró que “los comités deben ser totalmente diversos y eso va a enriquecer”, Ernesto Weissmann, que la diversidad tiene que ser plena y que hay que hacer que la voz de las mujeres sea escuchada, y Leire Gartzia insistió en que hay que tener cuidado con generalizar y que profundizar demasiado en este asunto “puede ser en sí mismo negativo”.
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