El pasado 18 de septiembre, Ruth Bader Ginsburg falleció a la edad de 87 años tras toda una vida dedicada a la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres dentro del ámbito judicial, pero también fuera de él.
Ruth formó parte de la Corte Suprema de los Estados Unidos desde 1993 hasta su muerte. Se convirtió en la segunda mujer en formar parte de la Corte, donde defendió sus ideas con fuerza y convencimiento durante 27 años. Destacó por votar a favor de los derechos de las personas homosexuales y en contra de la pena de muerte, entre muchos otros asuntos. Esto fue precisamente lo que la convirtió en un inesperado icono pop para las generaciones más jóvenes.
Para Ruth era de vital importancia que las mujeres estuvieran representadas en los puestos de decisión. En sus propias palabras, “Women belong in all places where decisions are being made.”
Como hemos hablado en anteriores ocasiones desde la Fundación, las mujeres generan valor en los puestos de toma de decisiones. Pese a esto, se enfrentan constantemente a retos que en muchas ocasiones no les dejan avanzar. En la actualidad, solo aproximadamente el 15% de los puestos de dirección están ocupados por mujeres. Cifra que debe ajustarse y subir hasta el 30% para finales de año, según indicaciones de la CNMV. Es necesario tomar medidas de igualdad en las empresas para garantizar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
La presencia de figuras femeninas en los puestos de alta dirección, al igual que Ruth Bader, se convierten en referentes de empoderamiento femenino para las generaciones de mujeres que están por venir y que ven que es posible tener metas ambiciosas y cumplirlas.
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